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Adiós a “Er Bují”

Quién nos iba a decir que durante dos años íbamos a contar con un “Er Bují” en Alpuente? que no “El Bulli”

Angeles y Jesús en su negocio

, claro. Que disfrutaríamos de la cocina de Jesús Encuentra y María de los Ángeles Herrero de la Cuevarruz, de sus callos a la madrileña, de su rabo de toro, del bacalao al pilpil o de su sabrosa comida casera. La historia comenzó como muchas parejas se conocen hoy en día: por Internet. Jesús se enamoró de esta alpontina y sin pensarlo más se vino a la Corcolilla. Durante estos años han vivido su propia historia personal y han regentado el local social de Corcolilla que estaba cerrado. Lo han puesto a funcionar y han dado de comer a los trabajadores de la carretera, a ciclistas que venían a almorzar los fines de semana y a todo aquel que se dejaba caer por aquí. Jesús campechano, abierto, simpático y ocurrente ha hecho buenos amigos en la zona y María de los Angeles, más callada, tímida pero trabajadora en la sombra y motor del negocio han conseguido casi de la nada que muchos vecinos acudan al local a almorzar, a tomarse un café, una copa, a ver el fútbol en las largas tardes de invierno. Los sábados a mediodía y muchos días entre semana la explanada que se extiende junto al lavadero de Corcolilla se llena de coches de clientes que visitan el Bují.

Durante estos años para animar el negocio Jesús y Ángeles, han elaborado atractivos menús a precios populares e ideado estrategias para atraer nuevos clientes. Hasta ahora no les ha ido mal y se defendían “como gato panza arriba” Pero al final han surgido problemas administrativos falta de licencia de apertura: El local no reúne las condiciones que marca la normativa actual. Un problema excesivamente costoso para la rentabilidad del negocio, un problema que les obliga a cerrar y trasladarse a Gandía.

Muchos les echaremos de menos y estamos seguros que tanto el como ella como sus tres hijos, Migue Ángel, José Enrique y Alex recordarán con cariño los años que pasaron en Corcolilla, las agrestes colinas y los verdes campos de cebada, la libertad de vagar sin rumbo por el monte, los suaves atardaceres en corcolilla, el sol despuntando por la ceja.

Sabemos que la felicidad os acompañará allá donde vayáis porque la lleváis dentro. Así que solo nos queda desearos salud y suerte.

Hasta siempre.


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